El monasterio de Samos en Lugo. Cuando yo era niño se reconstruyó, según oí contar a mi padre, gracias a que su abad era el mayor contrabandista de tabaco rubio de Galicia. De un modo u otro, merece la pena visitarlo. En uno de los rosetones del techo del claustro esta grabada la frase » que miras aquí, bobo «.